Voz y texto
bloguero invitado:
El Palenque del Eximio Capitan Lanzaenristre.
Renoir, el amable tímido, el joven rupturista que vuelve atrás sin retroceder, el que realiza su viaje iniciático tras doctorarse en pintura, el que descubre a otros grandes y los impresiona con su estilo, el maestro alfarero que cuece un arte propio para asombro de extraños.
Viaje a Argelia, a Italia, a España, periferia de un mundo que en un tiempo se centró en el Mediterráneo, viejos cuadros que aún mantienen sus colores, y en ellos Rafael, Tiziano, Velázquez, la luz brillante de un sol que en Francia matizan las nubes y sólo reluce en el oro de los salones imperiales, maestros capaces de enseñar nuevas formas a un genio, capaces de aportarle aún más de lo que ya tiene.
Y España es puro contraste, muros patrios que si en tiempo parecían fuertes ahora, desmoronados, sólo muestran sombras de lo que fueron, la España misteriosa, la España capaz de criar juntos y muy separados a hijos como Eugenia de Montijo, joya escogida, y a cantantes extraños que se nombran cantaores.
La España que la Emperatriz muestra a los franceses está llena del altivo refinamiento de una nobleza de siglos, y mientras, su pueblo pinta en sangre de toro sus alegrías, el eterno rojo que impresionará al impresionista, bermejos matices que ya quedarán para siempre en su retina, que tintarán en grana a sus Bañistas, rojo que con anterioridad ya el misterioso país que parece anclado en la historia, en la tragedia irreconocida, capaz de enrojecer de ira y de amor.
Y el granado fruto son cuadros peculiares, guitarristas llenos del rojo de España pero con matices provenzales, un rojo que no rompe en tragedia, un rojo que, en contraposición con el claroscuro de los tablaos, parece iluminado por una luz neblinosa más propia del Ródano que de la ardiente Andalucía, guitarristas que tratan de llorar la soleá y acaban cantando una balada.
Casi podríamos decir, si no hubiese estado precedido por otros como Irving o Gautier, que fue el primer guiri que vendió el “Spain is different”, el encantador Renoir al que cuesta pintar el infortunio que tiñe de belleza el Flamenco.
P.S.Renoir, curiosa su historia, comenzó trabajando en un taller de porcelanas y después decoró abanicos. Aprendió a pintar de forma académica con soltura, copiando en el Louvre y, una vez dominada la técnica, junto con Monet, Sisley y Bazille rompe con la pintura de la época pintando directamente del natural, pinturas que fueron duramente criticadas pero que dieron lugar al impresionismo.
Posteriormente viajó a Italia y Argel y más tarde a España, y volvió de estos viajes con nuevas ideas, se alejó del estilo del que forma parte indisoluble y comenzó de nuevo a darle más importancia al dibujo en su etapa final. Alegre en la desgracia, es sin duda uno de los genios de la pintura universal.
El Palenque del Eximio Capitán Lanzaenristre.
Pierre Auguste Renoir (Francia 1841- 1919).
Le guitariste espagnol, 1897 (Colección privada) .
Jeune femme à la guitare espagnole, 1898.(Galería Nacional, Washington, DC).
Música.
Gerardo Nuñez. 1987. Gallo azul.
Los Caños de la Meca. (Buleria).