La Guitarra


>

Niña Pastori
La guitarra -álbum :Entre dos puertos 1996
Letra: Federico García Lorca
Música :Rafael Riqueni
Bulerías

{...}Lo que no cabe duda es que la guitarra ha construido el cante jondo. Ha labrado, profundizado la oscura musa oriental judía y árabe antiquísima, pero por eso balbuciente.
La guitarra ha occidentalizado el cante, y ha hecho belleza sin par, y belleza positiva del drama andaluz, Oriente y Occidente en pugna, que hacen de Bética una isla de cultura. {...}

Conferencia
Arquitectura del Cante jondo 1931
Federico García Lorca.

Guitarra- Detalle de Peter Hakenjos.
Dibujos, obtenido en  Sepia-Imago
La guitarra nació como compañera y creció como instrumento para hacer evolucionar el flamenco. En el comienzo era la voz sola: la guitarra se adaptaría después como elemento secundario que con los años se convertiría en útil de renovación. Si la guitarra se desarrolla en contacto con otros esquemas, también es cierto que el aislamiento lleva al refinamiento técnico, pero sin vislumbrar nuevos caminos. Los músicos más gallardos y mejor templados han sido capaces de cambiar la imagen del guitarrista, escondido tras su guitarra, pendiente del cantaor; los guitarristas han ido creando una especie de subgénero que tiene poco de su antigua subordinación. Pero los mejores tienen sus raíces bien plantadas.

En el mundo flamenco situado entre las cuerdas cada vez se dan más los nombres propios, hay menos apodos y mayor ruptura de tradiciones familiares, aunque las estirpes sigan generando nuevos valores, como las de los Habichuela de Granada, los Moraos de Jerez…
Con Paco de Lucía llega la liberación de la guitarra, incluso físicamente, ya que el brazo derecho no sostiene el instrumento y queda más libre de movimientos. Redefine todo un mundo, de manera que a mediados de los 80 surge una nueva ola de guitarristas que no conoce cómo se tocaba antes de Paco, a quien toman no como revolucionario, sino como punto de partida.

Tampoco se puede dejar de reconocer que algunos de los más vendedores y estimulantes, como Triana y Lole y Manuel, no tenían guitarristas que despuntaran técnicamente. Ni olvidar la “venenosidad” de Raimundo Amador, subversivo y efervescente, que en 1978 aprendió a tocar la guitarra eléctrica. Él con sus toques ha ampliado la huerta de la sonata, como en los últimos años han venido haciendo Riqueni, Amigo y otros.

Cuando la guitarra se limitaba al servicio de compás, la creación residía en la garganta de los cantaores. La servidumbre se fue transformando en protagonismo hasta que la guitarra flamenca es capaz de contar hoy con intérpretes torrenciales, cada vez más acertados en su expresión de emociones disparejas.

Luis Clemente.